Nuestro valor, Santurce, y la autoestima en PR
- Victoria Sagardía Calderón
- 12 abr 2023
- 3 Min. de lectura

Hoy fui a dar una clase por Santurce y me puse a caminar por ahí cuando salí. Más allá de que ver a Santurce con el sol de la tarde me enamora de una forma única, me puse a pensar en las veces en que caminé por Boston y NYC, con las manos metidas en los bolsillos del frío, pensando en cómo tantas personas de Puerto Rico sueñan con irse a un país como los EEUU, puramente por lo que ven en las películas, y lo que le dicen sus familiares. Como alguien que ha estado allá (viví fuera por casi 8 años), tengo que decirle a quien sea que le apetece ese tipo de búsqueda, que es importante saber en lo que te estás metiendo (y lo que estás dejando atrás) antes de aventurarte.
Claro está que cada persona tiene derecho de buscarse como desee. Pero, mira, la clara, el sueño americano aún es algo que en PR nos venden desde chamaquitos, inclusive en familias de izquierda. No nos damos cuenta que es precisamente eso (un sueño), hasta que llegamos allá y tenemos el primer encontronazo con una persona acoplada a la cultura de allá. Fría, distante, y maceta para perdonar o entender. El "ay bendito" no existe por allá, y eso es no es todo lo primer mundista que la gente acá se cree que es.
El "ay bendito" boricua es, de hecho (en mi opinión), una de las pilares más fuertes de quienes somos, de lo que nos mantiene sobreviviendo a pesar de una crisis económica de tres pares de cojones, dos huracanes, terremotos, y de deforestación corrupta e ilegal. Es empatía a pesar de la adversidad. Prueba de que, al final del día, no importa cuán mala esté la cosa, nuestra naturaleza es una compasiva, en donde, con suficiente frecuencia, nos gusta entender.

No es fácil vivir en el calentón. Eso es algo que yo sé que quien se va entiende, y lo que yo quisiera que quienes están llegando también internalicen. La importancia de empatizar en comunidad, de conectar y crear lazos porque no está fácil. Por eso quiero alertar a quienes se quieren ir: si un respiro es lo que buscas, ten presente que allá tampoco es fácil, y no valoran el respirar.
Hace dos semanas tuve unas estudiantes de español que venían de Italia, Brasil, y Guatemala. Mujeres que llevaban viviendo en los EEUU trabajando, buscando oportunidades, con la resiliencia típica de quien se cría en un país en donde la gente se sonríe, y luego tiene que sobrevivir los inviernos gringos, y la total desconexión entre vecinos. En nuestra última clase, pasamos la primera hora llorando a moco tendido porque, entre otras cosas, Puerto Rico hizo a 5 mujeres jóvenes sentirse seguras, puramente por nuestra capacidad de empatizar. "Tengo mucho tiempo viviendo en un país en donde la gente no se sonríe," me dijo una, y yo, obvio, abrí la boca a llorar. Porque yo estuve ahí, y conozco el dolor de vivir aislada, rodeada de personas.
Gente, esto tiene peso. Puerto Rico tiene mucho camino que recorrer en cuanto a su trato de las mujeres. Somos un país machista. Y aún así... 5 muchachas (que no son gringas) menores de 25 años se sintieron más felices y seguras que en las respectivas ciudades estadounidenses en las que viven.
La mente humana es un fenómeno. ¿Sabías que el factor común #1 en los suicidios a través del mundo es sentirse solo/a/e rodeado de personas? Esto es algo que mucha gente boricua no factura a la hora de embarcarse. Inclusive, es algo que no facturamos a la hora de luchar por nuestro país desde aquí, porque, como sociedad, nos falta autoestima, y la capacidad de ver el valor de lo que ya somos. Es cierto que para poder echar pa' alante necesitamos ver lo que está mal tal y como es. Pero parte de ver la realidad objetiva es también ver lo que hacemos bien. Y nuestra forma de priorizar pasar tiempo con seres queridos, el amor, las amistades, y la alegría... eso lo hacemos cabrón.
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